Admiramos Corrientes, la avenida que nunca duerme. Con sus teatros, cines y pizzerías, es conocida por sus librerías “de viejos”, donde se respira una atmósfera fascinante. Ciudad porteña de mi único querer Allá a lo lejos se recortaba el Obelisco, emblemático monumento que emergía con sus 67 metros de altura en el cruce con la avenida 9 de Julio. En medio de un tránsito intenso, empezamos a conocer la manera de ser de sus habitantes. Dejamos la zona céntrica y transitamos por la famosa avenida 9 de Julio, la más ancha del mundo y con impactantes carteles publicitarios encendidos por la noche. La información ofrecida por el altoparlante fue excelente, muy amplia y acompañada por la imagen respectiva en una pantalla. Cada parada fue anunciada con anticipación y, como fondo musical, tango instrumental moderno. A modo de juego, cambiamos los auriculares a los distintos idiomas ofrecidos que, además de servir de intérprete a los turistas extranjeros, nos permitieron descubrir cuánto recordábamos de las clases de idiomas recibidas durante años en la escuela. Silvia, la guía, nos dijo: “Nos dirigimos hacia los barrios más antiguos de la zona sur, reconoceremos viejas iglesias de gran valor arquitectónico-cultural y conoceremos parte de los orígenes de esta fascinante ciudad”. Sur Al pasar por el barrio de San Telmo, escuchamos que los domingos en la plaza Dorrego se instala una interesante feria de antigüedades junto a espectáculos de tango al aire libre. Parejas de bailarines ofrecen sus “firuletes” acompañados por músicos muy jóvenes. Silvia mencionó detalles de la historia del tango, música popular de origen arrabalero que fue despertando interés entre los jóvenes más aristocráticos allá por 1920. Más adelante, veríamos el Palais de Glace, salón de baile de dicha época. |
Cuando por los altoparlantes anunciaron La Boca, un murmullo entre los viajeros demostró el interés por conocer el barrio. Sus calles en desnivel guardan vestigios de los primeros genoveses llegados al país. Ellos le dieron el toque alegre, musiquero que se muestra en pizzerías y cantinas con mesas en la calle, con paredes pintadas de mil colores. Distinguimos, a lo lejos, la famosa cancha de fútbol “La Bombonera”. Llegamos a Caminito, calle peatonal y empedrada. Concentra los más antiguos conventillos, con sus balcones de hierros con profusión de macetas y cuartos con superficies mínimas, donde antes vivían familias enteras. |
Al llegar a la ciudad de Buenos Aires, queríamos aprovechar nuestra estadía al máximo. Nos preguntábamos: ¿por dónde empezar? Descubrimos un ómnibus de excursión, muy colorido y sin techo, en el que podríamos conocer los puntos emblemáticos de la ciudad con un diagrama de paradas prefijadas. Lo abordamos, nos calzamos los auriculares y nuestra cámara de fotos comenzó a trabajar en 360° en el zigzagueo del tráfico de una ciudad de impactante edificación. Con la ayuda de los comentarios en off, conocimos algunos edificios públicos ligados a hechos históricos que dejaron su huella. Así, la Casa de Gobierno en Plaza de Mayo, el Congreso de la Nación con su magnífica estructura edilicia tipo italiana pasaron ante nuestros ojos y obturador.
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